lunes, 4 de octubre de 2010


Ha comenzado la temporada. Trajines, viajes, trabajo, amigos y amigas, cañas, conversaciones acerca del oficio, de todo habrá, como en botica. Estoy en Zaragoza trabajando con Marian y Ruth, de la PAI, y con Cristina Verbena. Estrenarán en el Pilar, el 15 y el 16 de octubre, un espectáculo infantil de cuentería y teatro, "Noticias de la Isla". Yo dirijo. Hace unos días, el 24 de septiembre, en la Noche de los Investigadores, Marina Sanfilippo y Alessandra Rombolá, con la complicidad y la presencia de Domingo González, Guillermo San Miguel y Cristina Mirinda presentaron " Antonio Meucci: El cable del destino". Yo también dirigí. De camino a Zaragoza, en el tren, ponían "Nine". En ella, la maravillosa Judi Dench dice en algún momento "Dirigir está sobrevalorado. Sólo tienes que decir sí o no". Casualmente, leo en estos días la entrevista de Mercedes Carrión, narradora oral y maga, a Dahd Sfeir, una enorme actriz de teatro que también narra, publicada en Primer Acto. Dahd Sfeir afirma que no hace falta dirección en los espectáculos de narración oral si el artista es lo suficientemente experimentado. Y tiene razón. Yo no estoy trabajando con profesionales nuevas en el oficio, entonces ¿qué estoy haciendo? Las dos divas parecen decirme "A ver, Magda, ¿qué estas haciendo?" En estos días, cuando amigos y amigas me preguntaban eso mismo, yo contestaba "Soy dama de compañía". Me costaba trabajo decir que estaba dirigiendo.
Creo que cuando se dirige un espectáculo de narración oral básicamente haces eso: acompañar. Acompañas en el proceso, lo facilitas, ayudas en el parto. Si, como es el caso, en los dos espectáculos se mezclan otras artes escénicas, el acompañamiento también incluye ordenar un poquito las cosas, "dirigir el tráfico". Qué significa acompañar es algo en cada caso diferente, y que a menudo se descubre haciendo. En el María Moliner encuentro esto: Es una de las distintas palabras derivadas del latín vulgar "companio, -onis" y "compania" , los cuales proceden de "panis, -nis", PAN, con el significado de comer pan juntos. Encuentro también dos acepciones que me gustan: Compartir. Tomar parte. Participar en un sentimiento o alegría de otro; y Tocar para que un cantante o solista ejecuten su parte. Cualquiera de estas definiciones me hacen pensar: comer el pan juntos y participar en la alegría de otro me lleva a imágenes de fiesta y celebración, de cena en mesa grande, bien conversada, con buena comida, buena bebida, buenos amigos. Pienso que esto es una bonita manera de ver una función de cuentos. Me viene a la cabeza un espectáculo de Teatro delle Ariette, "Teatro da Mangiare?" en el que los actores nos daban de comer alimentos que habían cultivado y cocinado. Hubo en esa función encuentro y celebración, dos cosas hermosas. Ir al encuentro del público, de una historia. Celebrar, participar en un ritual o una fiesta, jugar juntos, salir del tiempo cotidiano, entrar en otro, un tiempo sin tiempo. ¿Se podrá ver así también no sólo un espectáculo sino su preparación?
En estos días, tanto en "Antonio Meucci: El cable del destino" como en "Noticias de la Isla", he estado tocando mi parte para que mis solistas puedan ejecutar la suya. Y me gustaría creer que en medio del esfuerzo, del trabajo, hemos compartido pan y alegría. Tendré que pensar más en todo esto, en lo que significa dirigir, ese oficio sobrevalorado, y en lo que significa ser una buena dama de compañía.
Magda

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