lunes, 19 de diciembre de 2011

Convocatoria MANO

Queridos compañeros y compañeras:

El VIERNES 23 de DICIEMBRE volvemos a concentrarnos en contra de los recortes y la privatización en las Bibliotecas Públicas, en contra de la desaparición de "Un Madrid de Cuento".

Volvemos a concentrarnos, esta vez, a las 18.00 h en la Travesía de CONDE DUQUE, en la plazuela que hay frente al Cuartel de Conde Duque.

Volvemos a concentrarnos porque va a haber mucha gente en la calle, para que nos vean y para que se enteren de lo que hemos escrito en nuestro "ManoFiesto".

El Ministerio del Interior espera que, al menos, nos concentremos 100 personas. ¡SEAMOS MÁS, NO LES DEFRAUDEMOS!

CUENTÁSELO A  a las gentes de bien, a las que gustan de escuhar buenas historias, a las que creen que la privatización no es la solución.

Vamos a solicitar una reuníón con el Ayuntamiento y otra con la Comunidad y queremos que nos reciban, 
POR ESO TIENE QUE HABER MUCHA GENTE FRENTE AL CONDE DUQUE EL DÍA 23, PARA QUE NOS DIGAN AQUELLO DE:
" PASAD, PASAD, LA PUERTA NO ESTÁ CERRADA CON LLAVE".

NOS VEMOS EL 23 DE DICIEMBRE, LLEVA UN SOMBRERO, UN PARAGUAS DE COLORES, UNAS GAFAS DE LUNA, UN SILBATO, UN TAMBOR, UNA PROTESTA, UNA PROPUESTA...

¡ECHA UNA MANO!

Convoca Asociación Madrileña de Narración Oral (MANO).

Y si quieres leer algo hermoso a favor de las bibliotecas, lee aquí (el blog de Cristina Verbena)

sábado, 10 de diciembre de 2011

La Esquinita del Naufragio


Instant City - Peter Cook
Leo el periódico y encuentro en Babelia una entrevista al arquitecto Peter Cook, un artista inglés de 85 años que pasó gran parte de su vida diseñando edificios imposibles. Atrapando imágenes, calculando, midiendo, dando forma a sus sueños, esos que solo él podía crear, con diseños y, sobre todo, ideas provocativas y divertidas, que contaban sobre las necesidades de una época. Él y su grupo londinense, Archigram, cuestionaron con su obra lo que en los 60 se llamaba arquitectura moderna. Atraída por sus palabras, me puse a navegar por la web indagando acerca de su historia, mirando los diseños y sus explicaciones; no tienen desperdicio. Os recomiendo su web, es deliciosa. En 2003 Peter Cook construyó un edificio en Austria. Desde entonces ha vuelto al gremio de “los arquitectos que construyen”. A los 79 años.

Me atrajo esta historia del constructor de sueños imposibles. Esa terquedad y esa capacidad de continuar hablando su propio lenguaje. Pero me atrajo sobre todo, su defensa del optimismo:

“Hace falta valor para inventar algo. Ser optimista es una decisión. Resulta demasiado fácil culpar a las circunstancias y creerse incapaz de sobrevivir en un mundo que se desmorona. Cuando las cosas se hunden hay que buscar la esquinita del naufragio desde la que se puede hacer algo positivo. El problema principal del optimismo es que es difícil de justificar mientras que en nuestra sociedad entiende el pesimismo y la negatividad sin necesidad de justificación Para ser arquitecto hay que ser optimista. Es extremadamente difícil ser arquitecto. Precisa mucho entrenamiento y está lleno de frustraciones. Por si fuera poco dependes de un contexto que excede tu capacidad de actuación. Ahora, la recompensa es extraordinaria. Para los que todavía creemos en la arquitectura, la recompensa es un valor”.
La recompensa es un valor. Y ¿qué es la recompensa? Supongo que cada uno tendrá que responder a esta pregunta: el proceso creativo, los caminos del delirio, la gente en los caminos, los diamantes en la penumbra…Y más cosas. Pienso de qué manera nos asustamos (y con razón), nos sentimos vapuleados por la situación que hoy vivimos, lanzados al mar en mitad del naufragio: no hay trabajo, no cobramos, se caen las funciones, bajan los cachés unilateralmente, no tenemos dónde, cuándo, aunque tengamos con qué, salir a contar todo lo que tenemos dentro, todo aquello en lo que hemos trabajado con tanto esfuerzo (de todo tipo), con ilusión, con ganas.

Sin embargo la cosa es más sencilla que toda esa maraña de sensaciones que a veces no nos deja pensar. Claro que, sencilla en un sentido un poco trágico si queréis: no hay muchas opciones en “tierra conocida”. “Esto es lo que hay” parece decir algún cartel invisible que algún loco (o alguien muy lúcido) ha colgado por todas partes. Y bien, sí, nos hunde, nos entristece, hace tambalear nuestro pequeño edificio, el de cada uno y también nuestro enorme oficio.

Y es que probablemente sea uno de esos momentos de saber y repetirse cada día:”Esta soy yo”, la que escribe, la que cuenta, la que inventa, la que sueña. Hay que seguir, cuando seguir es lo que nos permite respirar. Lloramos un rato, nos metemos debajo de la cama a ver si todo esto se pasa. Pero así no va a ocurrir nada. Habrá que hacer acrobacias. Llorar arrimando el hombro es un bonito ejercicio de acrobacia.

Y recordar. Las palabras. Esas que nos han llenado de felicidad tantas veces, porque las encontramos, porque las masticamos, porque las decimos, porque nos dicen y las regalamos envueltas en nuestros particulares envoltorios, el de cada uno de nosotros. ¿Quién las va a envolver así de esa particular manera si nos quedamos paralizadas y paralizados por el miedo?

¿Hay algo que dejará de existir porque ellos han podido matarlo? Seguro que a tod@s se os ocurren montones de lecturas, cuentos, poemas, anécdotas de resistencia. Yo acabo de entender lo actual que resulta la metáfora del cuento de Yacoub, el hombre que no dejaba de contar historias, aunque fuera con los ojos cerrados sobre el banco de una plaza, ya no para cambiar el mundo, como al principio, sino para que el mundo no lo cambie a él.

Y, con todo, creo que el mundo si nos va a cambiar. Pero si seguimos buscando, investigando, creyendo, metiéndonos entre las rendijas de las puertas que se nos cierran, puede ser hermoso descubrir hacia dónde nos lleva este cambio que, espero, nos seguirá reflejando en el espejo como una panda de loc@s enamorados de su oficio. Igual que Peter Cook, igual que Yacoub, igual que nuestros seres queridos, esos narradores de nuestro árbol genealógico: Scherezade, Carmen Martín Gaite, Eraclio Zepeda, Isak Dinesen… completad vosotros la lista. Y como dice mi amiga Carolina Rueda “dejemos el pesimismo para tiempos mejores”.


Mar

jueves, 24 de noviembre de 2011

Cuando cae la noche en la Gurdulú

Esta es sólo una notita, un aviso, una noticia. Para que si os apetece y estáis cerca, lo anotéis en la agenda y, sobre todo, vayáis.
Este fin de semana, el último de noviembre, hacemos Cuando cae la noche en la sala Gurdulú de Leganés. Las funciones será a las 18 horas. Recomendado para niñas y niños de 4 a 100 años.

¡Os esperamos!


La sala Gurdulú está en la calle Tirso de Molina, 4, Leganés.


jueves, 10 de noviembre de 2011

Un Madrid de cuento

Hay una ausencia este mes de noviembre. Nos falta Un Madrid de cuento. Virginia Imaz ha escrito en Artezblai una reseña muy bonita acerca de esta ausencia. No creo que hagan falta nás palabras. Aquí podrás leerla.
Además, en Bibliotecas Públicas de Madrid se ha suspendido toda la programación de narración oral. Esto es algo más que un recorte, se han "desprogramado" funciones. Los del gremio hemos protestado. No ha sido una multitudinaria protesta (no somos tantos).
Ojalá los cuentos contados oralmente vuelvan a las bibliotecas. Ojalá.
Es posible que esto a lo que nos dedicamos sea inútil. Tan inútil como apreciar la belleza de un atardecer, de las flores o de cualquier otro lugar común que se nos ocurra. Tal vez sea inútil, sí, pero es necesario. Necesitamos historias, necesitamos belleza, somos animales extraños, complejos y misteriosos y necesitamos estas cosas inútiles. Salman Rushdie en Harún y el mar de las historias cuenta que al supermalo Kattam-Shud no le gustan las historias porque al mundo lo que le conviene no es diversión sino sumisión, y que en cada historia hay un mundo imaginario que él no puede dominar. Defendamos, pues, todas estas inutilidades porque en ellas, entre otras cosas, vive la libertad. 
Magda

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Munt de Mots

Del 15 al 22 de octubre se celebra en Barcelona un Festival de Narración Oral en el que participamos junto a narradores y narradoras estupendos como Cristina Verbena, José Campanari, Virginia Imaz, Pep Bruno, Charo Pita...  ¡Un montón! Es nuestra primera vez en Barcelona, ¡qué nervios! ¡Qué ilusión! 
Por si te apetece pasar a vernos: 
Jueves 20 de octubre a las19:30h "Tu cuerpo en mi boca" en la Biblioteca Gòtic- Andreu Nin Rambla, 30-32, T. 933 437 369 www.bcn.cat/bibgotic
Viernes 21 de octubre a las 20:00h "Tu cuerpo en mi boca" en C.C. Torre Llobeta C. Santa Fe, 2 bis, T. 93 358 56 14 www.cctorrellobeta.es 
También el viernes 21 pero a las 22:30h Una Noche de Cuento en el Teatre Almeria(junto a José Campanari y Virginia Imaz) Teatre Almería C. Sant Lluís, 64, T. 93 351 82 31 http://www.almeriateatre.com/
Y para postreeeeeeeeeee..El domingo 23 a las 18:00.haremos nuestro espectáculo "Ojos como platos",  en   La Ruquería Querubí, Calle Perla, 11, alí estaremos acompañadas de Arnau Vilardebó (que nos anfitrionea gentilmente). Las entradas se venden en atrapalo.com :
http://www.atrapalo.com/entradas/palique-cuenteras-ojos-como-platos_e47012/



domingo, 4 de septiembre de 2011

Misterio

Doy vueltas a mi recuerdo de la función de Eraclio Zepeda en el Maratón de los Cuentos de Guadalajara. A lo fácil que parecía todo, a su presencia poderosa, a lo que convocaba con sus palabras: un mundo entero. Lo recuerdo sonriente, ilusionado. Recuerdo gestos pequeños y gráciles, apenas un movimiento que me hacía ver un perro o un la forma de un hueso. Recuerdo el brillo de sus ojos y el placer con el que nos hablaba de personas a las que admiraba. Recuerdo su voz tirando de mí y de mi imaginación, conduciéndome como una mano por lugares que no conocía. Y a los que no podré volver si no es con él. Don Eraclio cuenta sin imponerse, sin alardes. Simplemente está ahí, y hay que escucharle.
Creo que el oficio de contar historias oralmente es el más misterioso de todos. Se hace arte con algo que pertenece totalmente a la vida cotidiana. ¿Dónde está lo artístico? ¿Qué es lo que produce belleza? No lo encuentro en la técnica, que existe, claro. Compartimos aspectos de la técnica de actores y cantantes, de oradores de variado tipo, e incluso de bailarines. Como ellos necesitamos presencia, técnica vocal, conciencia del propio cuerpo y coraje. Lo esencial se me escapa (ya llegará) y ante eso, lo que se me ha impuesto es el misterio.
Sé lo difícil que es hacer lo que hace don Eraclio porque me dedico a ello. Cuando le escuché, cuando estuve ahí, todo era fluido, ligero, gentil, aparentemente fácil. Sobre el escenario había un hombre mayor sentado que hablaba. ¿Qué más hacía? Nada. Pero escucharle fue una experiencia cargada de sentido e intensidad, alejada de la vida cotidiana. Con él más que con otros narradores y otras narradoras que admiro me enfrento al misterio de nuestro oficio. Un misterio sencillo que, como el del agua, está hecho de transparencia.
Magda

jueves, 11 de agosto de 2011

Acercarse, ornitorrincos y resistencias

Hace un par de años, Felix Albo nos enviaba textos de otros narradores y narradoras que le habían hecho pensar. Nos envió uno de Virginia Imaz, una reseña autobiográfica estupenda. Me dió mucho qué pensar. En aquel momento escribí esto que ahora copio, porque me resulta de nuevo pertinente:

"Me encanta esta reseña autobiográfica de Virginia. Divertida. Inteligente. Me gustan muchas cosas y creo que da para hablar bastante. De los comienzos y de estar en la periferia de la periferia, como señaló Pep, por ejemplo. Mirad estas dos frases: "Ser payasa me hizo conocer el arrabal del suburbio de la marginalidad de la periferia del teatro, que ya es de por sí bastante residual", "pasé de ser una maestra con ínfulas escénicas a tener ínfulas a secas". Qué importante es no tomarse demasiado en serio a sí mismo. Y qué bonito eso de hacer un oficio del hecho de que nadie te tome en serio. Pero creo que me apetece pensar sobre todo en la resistencia: "ser artista, tiene que ver con una resistencia íntima e indesmayable a cualquier intento de ser etiquetado". Acabo de leer en un texto de Berger (Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible) que pintar es un acto de resistencia que puede crear esperanzas. Las dos reflexiones se me han mezclado.

Los seres humanos necesitamos clasificar, poner orden, y esto es bueno. Pero a veces se nos olvida que el orden es algo que nosotros hacemos, no algo que venga dado. No es la condición de la existencia. Buscamos un orden: divino, racional, moral... Queremos que la vida, el mundo, sean claros y tengan significado. Y en esta búsqueda que nos lleva a veces a caminos muy hermosos, como contar cuentos por ejemplo, nos confundimos y creemos que el orden que encontramos, que inventamos, es el único posible, que es la realidad. Que es lo que hay. Confundimos las clasificaciones que hemos inventado para entender la realidad con la realidad misma. No sé si alguna vez os he hablado del famoso caso del o platipo. Ese animal rarísimo, del que me he enterado ayer viendo la tele (sí, veo concursos para comer si como sola) que además es venenoso. El ornitorrinco es una colección de rarezas: un mamífero con pico, que pone huevos y es venenoso. Tan raro es que cuando los científicos tuvieron las primeras noticias de su existencia pensaron que eran mentiras de viajero. Y como el animalito soportaba mal los viajes desde su Australia natal hasta las sociedades científicas de Inglaterra, se puso en duda que realmente hubiera un bicho tan raro. Desde 1798 hasta la última década del siglo XIX el ornitorrinco causó problemas. La principal objeción del mundo  científico era sencillamente que un animal así no encajaba en los libros de texto, que no tenía un lugar en la tabla de Linneo. Y si no tenía un lugar en la tabla, no podía existir. Pero existía. Y hasta que alguien le inventó una clasificación aceptable, que no destrozara la de Linneo, los científicos sufrieron enormes dolores de cabeza. Admitir que las etiquetas nos valen pero que son provisionales y hay que estar preparados para tirarlas a la basura o reformularlas es algo que nos cuesta mucho. Puedo imaginarme perfectamente a Virginia, mucho más que cualquiera de nosotros, metida a ornitorrinco. Incomodando con su sola existencia. Y haciendo del incómodo hecho de existir un acto de resistencia, o sea, una demostración de que las cosas son o pueden ser de otra manera.

Berger dice que "cuando la imagen pintada no es una copia, sino el resultado de un diálogo, la cosa pintada habla, si nos paramos a escuchar." Y añade que esta colaboración entre lo que se pinta y el  pintor, entre la cosa pintada y quien mira, nos permite reconocer la existencia del mundo y sentirnos reconocidos también por él. Nos sentimos acompañados. Acompañados y resistiendo contra quienes anulan el diálogo y lo sustituyen por la búsqueda de beneficios. Es muy hermoso y me conmueve que hable de la pintura como a mí me gustaría saber hablar de nuestro oficio. Mirad esto:
"Cuando una pintura carece de vida se debe a que el pintor no ha tenido el coraje de acercarse lo suficiente para iniciar una colaboración."
Y más adelante añade:
"Acercarse significa olvidar la convención, la fama, la razón, las jerarquías y el propio yo. También significa arriesgarse a la incoherencia, a la locura incluso. Pues puede suceder que uno se acerque demasiado y entonces se rompa la colaboración y el pintor se disuelva en el modelo. O el animal devora o pisotea al pintor."

Me divierte ahora pensar que acercarse puede ser también entrar por la puerta de servicio. Que es una forma interesante de hacerlo. Qué misteriosas son las puertas de servicio. Cuando las abres y entras por ellas, llegas a la cocina directamente. Como cuando entras por la puerta de artistas a un teatro: sabes que vas a entrar en las tripas, que por ahí se va al escenario. Te acercas tanto que no ves lo que normalmente se te ofrece para ser visto, ves el detrás, la trampa, el decorado falso, la basura en la cocina, el fogón sucio. Ves lo que habitualmente se escamotea, todo el trabajo y la colaboración y la gente que hace falta para llevar un plato bien servido a la mesa.

Acercarse, en nuestro periférico, barato, adaptable, resistente oficio, es el riesgo y la ley. Es aquello con lo que no cuentas si sigues el espejismo del teatro "fácil". Es lo que te pone en peligro de ser devorada, o de disolverte en el público.

Acercarse, desbaratar las etiquetas, ornitorrincos y puertas de servicio. Resistencias íntimas. Seguramente, el lugar extraño donde vive lo que hay de irreductible en lo que hacemos, en lo que somos."


Magda

sábado, 30 de julio de 2011

Sobre la ficción

Un estupendo artículo de Antonio Muñoz Molina, El miedo de los niños, da vueltas en torno a la ficción y su necesidad. Habla también de narradores ambulantes, grandes historias y bosques de ahora. Leedlo completo, es muy interesante. Extraigo un fragmento porque creo que coloca el oficio de contar historias oralmente en un hermoso lugar. Dice Muñoz Molina:
"La ficción es muy anterior a la literatura y mucho más universal y más importante que ella. Narradores extraordinarios no han escrito nunca. A lo largo de la mayor parte de la historia humana, ni siquiera han sabido que existía la escritura, ni la han necesitado. La escritura tiene unos cinco mil años, y su fin primordial no fue la transmisión de historias, sino el registro de bienes almacenados y de transacciones comerciales. Los mismos comerciantes que desde hace muchos millares de años llevaban de un lado a otro conchas perforadas, puntas de flechas de pedernal, bloques de lapislázuli o de ámbar, llevarían también consigo historias escuchadas o vividas en territorios lejanos que tendrían siempre una parte de maravilla y otra de familiaridad."
Me parece bonito que un escritor me diga que el oficio que ejerzo (para el cual tantas veces pretendemos extraer prestigio desde otros oficios, como el literario, por ejemplo) es anterior a la literatura y más importante que ella. Gracias, señor Muñoz Molina.
En cualquier caso, y sea cual sea la forma que elijamos para contar la ficción, sé que es necesaria porque ella me ayuda a comprender, me acompaña, me abre al mundo. Soy, no sólo todo lo que me ha sucedido, sino las historias que me cuento para intentar entender lo que vivo y todas las historias que alguna vez escuché, ví, leí, y me conmovieron. Ellas están en mi cuerpo y mi memoria, me pueblan, como yo pueblo este mundo grande, bello y terrible. 

(Imagen de Sarah Moon para la "Caperucita roja" que editó Anaya en 1984)
                                                                                                                                                                                       Magda

martes, 28 de junio de 2011

Políticas culturales

Durante estos días, narradores y narradoras estamos alborotados. Con toda la razón del mundo. Una convocatoria del Ayuntamiento de Madrid para la privatización de la gestión de las sesiones de narración oral en las Bibliotecas Públicas Municipales nos ha revuelto. Nos ha revuelto las tripas, por ejemplo, por lo que tiene de insulto a nuestra profesión, una de las que tiene cachés más bajos en el mundo de la cultura, y que ahora lo tendría aun más. Para saber de qué hablo, mira aquí.
Eso es lo que se llama externalizar servicios. Las empresas privadas, para reducir costes, externalizan servicios que no tienen que ver con la tarea, el objetivo, la razón de ser de la empresa. Así que se suelen externalizar, por ejemplo, los servicios de limpieza o seguridad. ¿Cómo es posible que el Área de Gobierno de Artes o la Dirección General de Archivos, Museos y Bibliotecas considere las actividades culturales que se realizan en las bibliotecas como servicios que se pueden externalizar? Los clubes de lectura, las sesiones de narración oral de cuentos, son actividades de animación a la lectura. Si las bibliotecas son algo más que almacenes de libros, estas actividades son parte fundamental del trabajo que se debe realizar en ellas para que sus fondos se usen. Sería como si para reducir gastos en el Real se externalizara la contratación de los cantantes y se pagara de modo que finalmente un grupo de animadores socioculturales con buen oído y algo de formación musical cantara.  Pero a lo mejor para mucha gente de la administración las bibliotecas son solo almacenes de libros. Y poco importa si se usan o no. Está claro que su modelo no es el de una biblioteca como un lugar de cultura y dinamización cultural, sino algo más parecido a un videoclub, una especie de lugar de alquiler de libros. Y si finalmente el préstamo de pago en bibliotecas se hace realidad, el modelo de funcionamiento será, desde luego, el de un video club.
Ocurre, además, que las actividades culturales de las bibliotecas son gratuitas. Cualquiera puede tener acceso a ellas. Y a eso se llama democratización de la cultura ¿no? Cuando las cosas cambian del modo como están cambiando, no es sólo que bajen los cachés, sino que se cambia un modelo de política cultural por otro. Apuesto a que no habrá rebajas de los cachés en los grandes eventos, esos que no son gratuitos. O en los eventos que se realizan puntualmente y son muy visibles, de relumbrón, como La Noche en Blanco o La Noche de los Libros. Se sustituye una labor semanal, cotidiana, que apenas tiene publicidad, por media docena de eventos gratuitos al año muy publicitados. Se quita presupuesto en espectáculos de pequeño formato a los que cualquiera puede tener acceso, y se mantiene o se aumenta el presupuesto de los grandes espectáculos de pago.
No es solo un problema de reducción de cachés. Echándole un poco de imaginación, si queremos seguir viviendo de nuestro trabajo artístico la solución será dejar de contar en bibliotecas. Pero sería una pena. Porque las bibliotecas son un espacio democrático de cultura. O lo eran. La política no es solo economía y no es verdad que la externalización de estos servicios y la reducción de los cachés beneficie a los ciudadanos. El modelo de política cultural implícito en estos cambios es más clasista que el anterior y reconoce el derecho a la cultura solo a quien pueda pagarlo. Ciudadanos y ciudadanas, no sólo profesionales de la narración oral, tenemos algo que decir frente a esto.
Otros compañeros han reflexionado acerca de esta situación, aquí están, si te apatece leerlos: Légolas, Pep Bruno, Carles García
Magda

martes, 7 de junio de 2011

Oir un cuadro

Lo que dirige el relato no es la voz: es el oído.
dice Calvino en "Las ciudades invisibles". En fin, que tanto darle vueltas a la escucha y Calvino con una sola frase lo dice todo.
Pues eso.
Por una extraña asociación de ideas, cuando pienso "¿qué imagen le podría poner a esto que acabo de anotar?", me viene a la memoria un cuadro de Chardin.
Este:
Realmente no sé por qué. Lo ví en el Prado. Tampoco sé por qué me gustó como lo hizo.
Hay misterio, el rastro de alguien, silencio. El rojo de las fresas es hermosísimo. Pero ninguna de estas cosas me explica del todo lo que sentí. Tal vez que la frase de Calvino ponga el acento en la relación y yo sientiera claramente afecto, casi como un golpe, un golpe de afecto, cuando ví el cuadro, conectan frase y pintura. En las dos, la relación lo es todo. Y entonces se me ocurre que escucho el silencio de esta pintura y que este silencio me acoje, me escucha, y que la hospitalidad de la que he estado hablando tal vez esté también en estas fresas, en este rojo, en este cuadro que me emociona.
                                                          Magda




miércoles, 25 de mayo de 2011

Escuchar


Hay una foto de hace muchos años que me encanta. Es esta:

La hizo Agustín, que en aquel momento hacía un seguimiento exhaustivo de las funciones de narración oral en Madrid. Estoy de espaldas, contando. Fue hace ya tiempo y cuando recuerdo tengo la sensación de remontarme casi a mi infancia. En verdad fue mi infancia como narradora. Pero la foto no me gusta por eso, no se trata de nostalgia, no es del pasado de lo que quiero hablar, ni del tiempo y lo rápido que pasa, ay.
Lo que me interesa de la foto son los rostros. Lo que cuentan. Esta es una foto de lo que pasa cuando se escucha. Y lo que pasa es que pasan cosas, muchas cosas. Cada rostro habla: uno parece particularmente iluminado, la sonrisa expresa sorpresa, placer, algo de abandono infantil; otro es relajado y abierto; en otro hay una sonrisa tímida. Hay algunos serios, abiertos no obstante a lo que sucede, no hay rechazo en ninguno. (Uf, menos mal). Hay confianza. Hay expectación. Se ve que escuchar es una acción que produce emociones y pensamientos. Que mueve. No es algo pasivo. Quien escucha responde siempre. Una respuesta que no está hecha necesariamente de palabras, pero que incita, espolea, anima, a quien habla. El público de quien cuenta historias son caras que miran. Miradas, emociones que te golpean casi físicamente, silencios de extraña cualidad. Habría mucho que hablar sobre ese silencio atento y abierto que a veces tememos. Habla de la calidad de nuestra escucha, la de quien narra. Aprender a escuchar no es sólo una tarea del público. De hecho, es una tarea ineludible de quien cuenta. Sin la capacidad de escuchar y responder a eso no hay narración oral. ¿Qué es responder a la escucha? No, desde luego, dar siempre lo que se espera, o ponerlo fácil. Es saber lo que sucede y tomar decisiones respecto a eso. Decisiones (a veces incluso equivocadas) que son respuesta, no que repiten un patrón o receta preestablecido.
Cuando hablo de la hospitalidad de la escucha, éste es el punto de partida. Un vínculo momentáneo entre quien habla y el público interlocutor.
Es curioso hablar del oficio partiendo de una foto. Con una “prueba documental” que otras personas pueden mirar para comprobar lo que afirmo o darle otro significado. Un instante detenido de un oficio que es puro devenir. Un objeto que muestra (que lo intenta, que realmente no puede mostrar) algo que no se ve.
Es tan frágil lo que hacemos, está tan escondido, es tan tiempo que pasa, relación, que no lo puede atrapar la foto. Ni siquiera una grabación. La grabación, incluso una audiovisual, guarda el cuento, pero no lo que sucede. Es solo una huella de lo que pasó. Un rastro de nuestra escritura en el aire.
La huella de un acercamiento.
Lo que hacemos está hecho de lo que somos: tiempo que pasa, cuerpos que se mueven, se acercan, se tocan, se alejan.   

domingo, 8 de mayo de 2011

Sobre la hospitalidad de la escucha

Vuelvo a encontrarme con reflexiones sobre la hospitalidad que no me remiten al mundo de los buenos sentimientos sino a mi oficio de contadora de historias. Trasteando en el ordenador entré en una página donde había traducciones de textos de Jasques Derrida, un filósofo que no he leído -y que desde hoy tengo como tarea-, y apareció la hospitalidad cuando se refería a Lévinas (otro filósofo, otra tarea. Cómo se acumula el trabajo):
"el lenguaje, es decir, la referencia al otro, es en esencia amistad y hospitalidad"
y más adelante:
"Desde el momento en que estoy en relación con el rostro del otro, en que hablo al otro y en que escucho al otro, la dimensión del respeto está abierta. Después resulta preciso, naturalmente, hacer que la ética esté en consonancia con esa situación y que resista todas las violencias que consisten en reprimir el rostro, en ignorar el rostro o en reducir el respeto."
Extraje estas frases en una lectura superficial, de estas que se hacen a vuelo de pájaro, y me han hecho pensar. Berger dice que los relatos ofrecen hospitalidad al oyente. Es verdad. Pero ¿qué me sucede cuando me pongo frente al público y tomo la palabra? Me he recordado contando, y he recordado que en los momentos de mayor placer, que son esos en los que la comunicación con el público es fluida, es un puro presente en el que navego, me he sentido acogida en la mirada del otro, en su escucha. Toco una puerta, y la puerta se abre, (o no). Si la puerta se abre y entro sucede, más allá de la historia que cuente, lo que para mí es la esencia del arte de contar. Creo que hay algo más. Cuando el otro abre su puerta también llama a la mía. Y yo tengo que abrirla a mi vez, tengo que responder a esa llamada. Estoy en relación con el rostro del otro, y el otro en relación con el mío, y en esa relación se mueve, claro, la historia que cuento, la excusa para que yo tome la palabra. Porque lo que da sentido a contar, es la hospitalidad de la escucha. Ser acogida por eso tan frágil y efímero que sucede (cuando sucede). Y que es mi responsabilidad mantener, y aun más, darle hondura.
Respetar la escucha del otro. No violentar la relación que se establece entre los rostros. Me parece hermoso que haya un componente ético en la escucha, en mi escucha, que se abre hacia quien me acoge. Sé que me siento viva cuando cuento historias. Y sé que la intensidad de esa sensación se la debo en gran medida a esta hospitalidad de la que trato de hablar, sobre la que me gustaría pensar más, porque sospecho que el secreto de nuestro oficio, de su pervivencia y su resistencia, está ahí, en la fragilidad y la belleza de la relación que se crea entre quien habla y quien escucha.  En la hospitalidad de la escucha.
            "Tomar la palabra: ¿cual es su sentido?
            Es el enunciado mismo. Es la escucha.”
                           Tahar ben Jelloun, Harruda

Magda





martes, 12 de abril de 2011

CUENTOS EN INGLÉS

Espectáculos interculturales, especialmente diseñados para público que desee practicar su aprendizaje del inglés de una manera gozosa y lúdica, a través del repertorio universal que pertenece a todas las culturas del mundo, que nos es propio a todos los hombres y mujeres, niños y niñas. Y sobre todo, a través del arte más antiguo del mundo en todas las lenguas: el arte de la narración de historias.



TALES FROM ALL OVER THE WORLD
Historias de todo el mundo
Para niñas y niños de 6 a 10 años

Cuentos de niños aventureros y princesas sabias, de gatos heroicos y gente valiente, los héroes y heroínas de la tradición oral y la literatura universal.
Con Marissa Amado, la parte americana de Palique.



ARABIAN NIGHTS
Las mil y una noches
"Por Alah, padre, cásame con el rey, porque si no me mata seré la causa del rescate de las hijas de los musulmanes y podré salvarlas de entre las manos del rey."
Para público adolescente (a partir de 14 años) y adulto

Historias enmarcadas en la muy hermosa y universal noche de Scherezade,
el sultán y todas las noches que empleó en salvar la vida a través de sus
 palabras mágicas, hipnóticas, interminables, saladas, dulces. 
 Palabras de narradora.

Cuenta: Marissa Amado



domingo, 3 de abril de 2011

CUANDO CAE LA NOCHE

Espectáculo de teatro y cuentería
Sinopsis
Elisa pasea entre cajas, siluetas y sueños. La oscuridad lo va pintando todo con sus dedos largos.
Cae la noche con su misterio, su silencio y sus rumores susurrados.
¿Por qué siento un escalofrío? ¿Por qué tengo ganas de acurrucarme como un gato?
La habitación se va llenando de preguntas que solamente los sueños pueden intentar responder, a medida que se apagan las luces… y se enciende la noche
"Cuando cae la noche" habla de eso: de la oscuridad y el miedo, de esa luz que solo se ve en la oscuridad de la noche. De la alegría de esa luz, de vencer el miedo a la oscuridad. Nuestro personaje va así descubriendo cómo atreverse a caminar, bailar y cantar en esa oscuridad, cómo desgranar una buena historia dentro de ella, como disfrutar de la noche. Y los sueños que nos ofrece.
Todo a través del teatro y los cuentos, el juego y las sombras.

Un espectáculo para toda la familia, recomendado para niños y niñas de 4 a 9 años

Ficha Artística

Intérprete: Marissa Amado       Dirección: Magda Labarga

Dramaturgia: Marissa Amado y Magda Labarga
Diseño de Iluminación: David Molina
Atrezzo: Alfonso González, MAGOT, Pablo González, Mª José del Pomar
Cartel: Eduardo Ortiz
Producción: Palique Cuenteros

Cuando cae la noche, se estrenó e la Sala Lagrada en abril de 2011, donde hizo temporada, fue re-estrenado  en Colegios de Lima en 2013 y nuevamente re estrenado con un público delicioso en octubre de 2015 en el Auditorio Carmen Laforet en Ciudad Lineal. Arranca pues la nueva temporada! No olviden reservar fecha con tiempo de antelación,


















sábado, 12 de marzo de 2011

Acerca de decir y callar

“Al principio, Krebs, no quería hablar de la guerra. Luego sintió la necesidad de hablar, pero nadie quería escucharle. Aquel pueblo había oído demasiados relatos de atrocidades para que los hechos reales lo emocionaran. Krebs descubrió que para que le hicieran caso tenía que mentir, y después de haberlo hecho un par de veces él también tuvo una reacción en contra de la guerra y en contra de hablar de ella.”
De La patria del soldado, en Cuentos, de Ernest Hemingway, Editorial Lumen, Barcelona, 2007

Impulsada por el magnífico ensayo de Piglia, Formas breves, que por sí solo merece un largo comentario, leí a Hemingway. Recordé luego una reseña aparecida en El País acerca de la publicación en DVD de dos películas basadas en su relato Los asesinos. Las películas son Forajidos, de Robert Siodmack y Código del hampa de Don Siegel. De Forajidos recuerdo la mirada triste, resignada, de un bellísimo Burt Lancaster y un impresionante primer plano de Ava Gardner. Los dos tan jóvenes y bellos que quitaban el hipo. Las dos películas completan el cuento, y lo hacen de manera diferente, desde diferentes puntos de vista. Al leer Los asesinos entendí por qué es un relato fértil: se hace cargo del misterio. Deja sin contestar la pregunta fundamental. La plantea, nos la plantea, y deja hablar al silencio. Hemingway es un maestro de la elipsis. Hace que el lector sepa que los personajes no están hablando de lo que realmente quieren hablar, o de lo que deberían hacerlo. Piglia explica la teoría del iceberg de Hemingway “lo más importante nunca se cuenta. La historia secreta se construye con lo no dicho, con el sobreentendido y la alusión”. Y añade más adelante que usa con tal maestría la elipsis que en un cuento suyo “logra que se note la ausencia del otro relato”. Lograr que se note una ausencia sin hablar de ella. Comprobé esta afirmación impresionante leyendo El gran río Two-Hearted. La corriente subterránea de lo no dicho se siente, incluso te arrastra. El silencio te arrastra y sientes su fuerza mientras navegas con aparente placidez por la superficie. Todo esto me viene a la memoria después de haber incurrido en dos ocasiones bastante próximas en lo contrario: contar demasiado. Es una cuestión de oficio que no se note. Pero es una reflexión acerca de principios darle vueltas a esto del misterio y del silencio. Darle vueltas a lo que se calla y lo que se habla en una historia. Lo que plantea Piglia me viene bien para pensar en ello y asumirlo como una condición del relato, más allá incluso de cuestiones de estilo.
¿Para qué contar? Entre otras cosas, para hacer aparecer lo oculto, lo que no se ve. Pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo hacer que nos asomemos a eso que late bajo las apariencias? Tarea enorme esta de acercarnos al misterio. Y de eso se trata. De acercarnos al misterio, porque aunque vivimos en él, no nos damos cuenta.

Magda

miércoles, 26 de enero de 2011

Palique en el Viernes de los cuentos

Hemos colgado el vídeo que la maravillosa gente de Veo Guada TV nos ha hecho. La crónica de una noche enormemente placentera. Nuestro primer vídeo en el blog. Habrá más, esperamos. Desde aquí, gracias a la organización por el trato y las pizzas ¡Qué bien que exista el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil! Y gracias al público que nos hizo sentir que vale la pena tomar la palabra para contar historias.

sábado, 22 de enero de 2011

Gira mundial alcarriense. Enero 2011

Allá que nos fuimos para el Viernes de los Cuentos que nos supo a miel de la buena ( de la de la Alcarria ) y ya caimos por la bellísima Biblioteca de Guadalajara, con Edu de anfitriona y terminamos en El Espinar, en esos pueblos de la Arquitectura Negra, con su gente estupenda y su paisaje encantador. Para colmo de bienes nos tocaron días de sol brillante,y por supuesto anfitriones de lujo por todas partes. ¡Gracias!